En el rol de padres o cuidadores de jóvenes, es probable que en algún momento te hayas enfrentado a problemas de comunicación, o incluso estés preocupado por enfrentarlos en el futuro. La escucha activa es una habilidad que puede ayudarte a conectar de manera más efectiva con tus hijos, haciéndolos sentir escuchados y más dispuestos a hablar sobre temas difíciles. Esta destreza es esencial para cualquiera que interactúe regularmente con jóvenes, y hoy en día, es más necesaria que nunca.
Impacto de la Pandemia en la Salud Mental de Niños y Adolescentes
Según investigaciones del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) realizadas en 2021, más de un tercio de los estudiantes de secundaria experimentaron problemas de salud mental, y el 44% se sintió regularmente triste o sin esperanza. Antes de la pandemia, el CDC ya había identificado que 1 de cada 5 niños tenía un trastorno de salud mental, pero solo el 20% recibía atención de un especialista en salud mental. El acceso a la atención de salud mental ya era un desafío, y en los últimos años, la escasez de proveedores para niños y adolescentes ha aumentado.
Cómo la Escucha Activa Puede Ayudar a la Salud Mental Juvenil
Cambiar la forma en que escuchas a tus hijos puede parecer insignificante frente a los graves problemas de salud mental entre los jóvenes, pero puede tener un gran impacto. La escucha activa implica buscar entender la perspectiva de tu hijo en lugar de intentar solucionar sus problemas de inmediato. Les otorga independencia y agencia, al mismo tiempo que te permite mantenerlos seguros y apoyarlos.
Este enfoque también demuestra que reconoces y te preocupas por los sentimientos de tu hijo, y puede ser una herramienta útil para suavizar conversaciones difíciles en lugar de convertirlas en argumentos.
Cómo Practicar la Escucha Activa
La escucha activa, aunque más fácil de decir que de hacer, ofrece numerosos beneficios con la práctica. Los cuidadores informan que reflejar lo que escuchan a menudo lleva a que sus hijos compartan más información de lo habitual, fortaleciendo la conexión y la sensación de trabajar juntos como un equipo en un problema.
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Observa las Señales de Estrés Emocional en tu Hijo
- La escucha activa puede ser útil no solo cuando las emociones están elevadas, sino también durante conversaciones más calmadas.
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Hazles Saber que Estás Aquí para Escuchar
- "Parece que estás preocupado, ¿quieres hablar sobre lo que está sucediendo?" o "Suena como si hubieras tenido un día difícil en la escuela, estoy aquí para escucharte si quieres hablar."
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Escucha para Comprender
- Parafrasea sus palabras y valida sus emociones. La parafraseo brinda la oportunidad de aclarar o corregir malentendidos, mientras que la validación demuestra que te importa lo que sienten.
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Ofrece Ayuda para Resolver o Afrontar el Problema
- "Esta es una situación difícil... ¿tienes alguna idea de cómo te gustaría abordarlo?" o "Veo que esto ha sido muy estresante. ¿Te gustaría ayuda para pensarlo juntos?"
Enfoques que Debes Evitar Durante la Escucha Activa
Es común querer "solucionar" los problemas de nuestros seres queridos rápidamente, pero en muchos casos, esto no es posible. Apresurarse a implementar estrategias de resolución puede enviar el mensaje de que las emociones negativas no son aceptables. Evita estas estrategias:
- Minimizar la Situación: "No te preocupes, todo estará bien."
- Resolver Inmediatamente: "¿Por qué no le pides a otro amigo que salga contigo?"
- Distraer con Algo Divertido: "Ve y juega ese nuevo juego del que me hablaste. Eso te hará sentir mejor."
- Usar Situaciones Estresantes como Lecciones de Vida: "Ves, por eso necesitamos ser más organizados."
En lugar de eso, concéntrate en validar la dificultad de la situación y los sentimientos de tu hijo. Por ejemplo, "Sí, suena difícil de manejar. Entiendo por qué te sientes así."
Conclusión
La escucha activa y la validación de las emociones de tu hijo son fundamentales para crear líneas de comunicación abiertas. Estas estrategias pueden aplicarse en cualquier situación, desde cosas pequeñas hasta situaciones más serias, fortaleciendo así tu relación. Invertir tiempo y esfuerzo en comprender completamente los pensamientos y sentimientos de tu hijo sienta las bases para resolver problemas y trabajar juntos como equipo ante los desafíos.